Y LA DIFÍCIL LABOR DE MANTENER Y REESTABLECER EL ORDEN PÚBLICO DURANTE PANDEMIA

Desde marzo de 2020, la República de Panamá se vio azotada por la llegada de una nueva variante de coronavirus, el COVID-19. A pesar de que desde enero se conocían noticias de lo que estaba ocurriendo en otras latitudes, no estábamos preparados para combatir este virus, prueba de ello fue la alta tasa de mortalidad que provocó la llegada de esta enfermedad.

El COVID-19 puso a prueba a nuestro sistema de salud, la capacidad hospitalaria se vio vulnerada y casi superada, teniendo que tomar diferentes cursos de acción, con el propósito de proteger a nuestra población.

El gobierno instauró un equipo interinstitucional, que debía participar de las siguientes tomas de decisiones, tendientes a contener la propagación del virus y que esto evitara que la capacidad hospitalaria especialmente de las unidades de cuidados intensivos colapsara.

Para ello, se tuvo que establecer toques de queda, horarios de circulación de personas, salidas por sexo, cédula y por pocas horas, así como establecer el cierre de las actividades de esparcimiento, de deporte y comerciales, salvo los supermercados, abarroterías y farmacias.

Estas medidas buscaban disminuir la cantidad de personas en la calle, lo que se debería traducir en un mínimo de contagios a corto y mediano plazo; todas estas medidas fueron impuestas por medio de un decreto ejecutivo.

Pero, para lograr el fiel cumplimiento de este decreto fue necesitó que la Fuerza Pública pusiera a sus efectivos en la difícil tarea de controlar y contener a las personas, por medio de la persuasión y ante la desobediencia, presentarlos ante la autoridad competente, para su debida sanción.

La mayor parte de la población entendió la necesidad del confinamiento impuesto por gobierno. Quienes salían de sus casas, en su mayoría era por razones de trabajo o por ir a comprar medicamentos y alimentos, sin embargo, hubo personas que salían sin ningún tipo de justificación y al encontrarse con la policía entraban en conflicto o confrontación, situación que se convertía en un intento de reducción física de movimientos por parte del policía y de resistencia activa o violenta de parte de quien infringía la norma.

El ser humano es libre, las medidas de confinamiento definitivamente iban en contra de todo principio relacionado a esa libertad de movimiento, aunque eran necesarias

Mas allá de que la tenencia pasiva del virus puede ser de parte de cualquiera de las partes, es más que evidente que quienes más irrespeten la norma y circulaban fuera de horario y participaban de manera irresponsable en actividades con aforos exagerados, como fiestas, “parking”, entre otros, son quienes estaban más propensos a portar el virus y trasmitirlo.

Y precisamente evitar este tipo de acercamientos eran parte de las recomendaciones que los organismos de salud hacían desde el inicio de la pandemia.

¿Qué es un coronavirus?

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en humanos como animales. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.

¿Cómo se transmite y/o propaga el coronavirus?

Una persona puede contraer la COVID-19, por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las gotículas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar. Por eso es importante mantenerse a más de 1 metro (3 pies) de distancia de una persona que se encuentre enferma.

Conociendo este escenario y un poco de la enfermedad, era necesario el llamado a la conciencia de la población, no solo por evitar el colapso del sistema de salud, también por la salud individual. La frase “QUÉDATE EN CASA” se hizo usual, aparecía en propagandas y redes sociales, no obstante, no todos atendían esta recomendación.

Constantemente se vieron videos de incidentes, en los que miembros de la Policía Nacional eran confrontados y agredidos por individuos o grupos de personas, que se negaban a cumplir las normas.

Confrontaciones por estar a deshoras, por no usar mascarillas, por violar los cercos sanitarios, entre otros, se convirtieron en el diario bregar de las unidades de la policía; que, aparte de exponerse a posibles lesiones, también se exponían a contagios de este peligroso virus.

Pero, la policía no solo tenía que atender la desobediencia de algunas personas o grupos, también tuvo que atender asuntos caseros, ya que se incrementaron los incidentes de violencia doméstica, seguramente por el confinamiento.

Antes de la pandemia, las horas de convivencia de las parejas estaban concentradas en las de la noche, cuando ambos estaban en casa después de cumplida la jornada de trabajo. Pero, la pandemia, aparte de afectar la salud, de manera indirecta, también afectó la economía, ya que muchas familias quedaron con uno o dos miembros de estos desempleados y entre la constante interacción de los miembros de la familia y la frustración por la falta de ingresos, desencadenaba en hechos de violencia y allí le tocaba intervenir a la policía.

La pandemia nos dejó muchas enseñanzas, pero, definitivamente que puso a prueba a la Policía Nacional. Fueron muchos los miembros de esta institución que se enfermaron, muchos los que perdieron la vida en actos de servicio por esta enfermedad y que ni siquiera pudieron ser despedidos por sus familiares o con los honores que merecían.

No queda más que reconocer con respeto la gran labor que realizaron de manera permanente, haciendo honor a su lema “PROTEGER Y SERVIR”.

Por: Gustavo Daniel Ávila.
Magíster en Estudios Criminológicos.
Miembro de CONAPOL