En la entrega anterior, concluimos que el primer paso, para constituirnos en nuestro primer anillo de seguridad, es tener conciencia de que todas las actividades del ser humano, comportan algún peligro, del cual se derivan riesgos, y que pueden ser objeto de gestión. Pues bien, antes de hablar de «gestión de riesgos» hoy es necesario que, comprendamos lo que implica la palabra gestión, en materia de seguridad.
Por «Gestión» podremos encontrar en cualquier diccionario, alguna definición parecida a esto: Conjunto de actividades que propician el desarrollo o avance de un proceso, que nos lleva a conseguir o resolver alguna cosa. Pues bien, usaremos este concepto, ya que la gestión de la seguridad personal, precisamente exige de nosotros algunas actividades, que nos llevarán a realizar nuestra vida, sin peligros. Algunas de esas actividades, tiene que ver con recabar información útil, analizar posibilidades, evaluar vulnerabilidades, seleccionar cursos de acción adecuados, monitorear continuamente, ejecutar o implementar acciones, evaluar la implementación, hacer correctivos y seguir monitoreando y actualizando las acciones pertinentes. Todo esto lo podemos resumir en cuatro pasos sencillos:
- Recabar. Se trata de conseguir información útil (pertinente y actual),tanto de la amenaza y su comportamiento, así como de nuestras capacidades (que serán nuestras fortalezas) y vulnerabilidades (que serán nuestras debilidades).
- Analizar. En esta actividad, se elaboran suposiciones, a partir de las fortalezas y debilidades propias y de la amenaza, lo que nos permite inferir, el comportamiento de la amenaza (algunos le dicen cursos o líneas de acción), es decir cuál acción puede adoptar, cómo la puede realizar, y cuándo puede ser el momento oportuno. Esto ayuda a nuestros preparativos y esquemas de respuesta.
- Implementar. Aquí se requiere muchas veces, de comunicación y coordinación de instrucciones, con terceras personas, que sean apoyo, tengan interés o se puedan ver afectadas. También es importante, la verificación de los recursos necesarios y los disponibles, ya que pueden afectar nuestras intenciones. Es aconsejable comprobar nuestras líneas de acción o de respuesta, ante tal o cual amenaza o peligro, por ello es importante comprobarlas, y siempre articular posibles variantes (lo que algunos llaman “tener un plan B”)
- Actualizar. Se trata de monitorear u observar continuamente el entorno, las rutinas, los comportamientos, etc., estar preparados, hace una gran diferencia, a la hora de afrontar un peligro. Además, tras la ocurrencia de algún incidente, es necesario evaluar la respuesta y hacer correctivos, de ser necesario.
El autor, es Comisionado Aeronaval (R), abogado en ejercicio y miembro del Colegio Nacional de Profesionales de los Servicios de Policía de Panamá – CONAPOL.
valvarado793@outlook.es, / @vfalvaradof, / https://www.facebook.com/profile.php?id=100017668093768